Hubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban Cenicienta.
viernes, 26 de febrero de 2016
domingo, 21 de febrero de 2016
martes, 2 de febrero de 2016
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)




